miércoles, 24 de diciembre de 2008

¡qué guapos os veo!




Esta noche es Nochebuena y mañana, Navidad...y otra vez me pilla como al conejo blanco de Alicia, mirando el reloj y con un "Llego tarde, llego tarde...". No desentona con el ritmo trepidante del resto del año ni con la densidad del devenir cotidiano. Mi agenda es hoy la campeona del concurso "Agendas Imposibles", tanto que decido hacer pausa y envíar estas letras a la blogosfera, porque no quiero dejar de felicitaros las fiestas, más por el deseo de que os vayan bien las cosas que por la rutina social.
Entró justita la peluquería y aún por arreglar cosillas de la casa. Y la cremita de la cena, a mitad hacer. La crianza, imprevisible (y con fiebre). Eventos culturales, lúdicos y folclórico-festivos para aburrir. Y, ¿para qué mentir?, cierta crispación cuando compruebo que no hay forma de que un minuto dure más de sesenta segundos justos. Y las sonrisas que salen a mi encuentro, en medio de la vorágine, cuando recibo noticias ó buenos deseos, y la emoción a flor de piel, porque siempre me pasa en estas fechas. Y andar por la calle canturreando y con el tic del monedero, abro, gasto, cierro...porque ya ni lo guardo, que igual viene comprar puerros que muérdago ó unos pendientes que me llaman detrás del escaparate. Y muchos recuerdos que se me hacen vivos, y mi padre tan cerca, con una presencia tan rotunda...y su cariño eterno. Y respeto las rutinas que aprendí con él.
Y la lotería que, un año más, nometoca, aunque he tenido muchas pedreas. Cambio de lugar de trabajo...mil euurooos, niño accidentado en agosto e ingresado cinco días...mil euurooos, viaje soñado a la primavera...mil euurooos, amigos reencontrados...mil euurooos, gente importante que parecía alejarse y está cerca...mil euurooos, besos desde el corazón...mil euurooos,y mil, y mil más, y muchos miles de euurooos en aprender, en aprenderme y aprenderos.

Y compartir con vosotros, encontrados hace tan poco, aunque a algunos os venía vigilando, y a los que os voy cogiendo cariño. Os deseo una Navidad en rojo...y si alguien la quiere en otro color, pues en el que mejor le acople (aunque yo creo que rojo está bien, ¿no?).




domingo, 14 de diciembre de 2008

adviento

“No cabe esperar ninguna definición mínimamente razonable de la realidad que nos rodea”

(Einstein, Rosen y Podalsky)


Confortan estas sabias palabras, en días de ilusión y añoranzas, de risas y prisas, de ganas y desganas (o pocas ganas de), de cerrar el año intentando llegar donde no llegamos en tantos días.

No sé si me tocará la lotería, pero en el "haber" del 2008, llevo cargadito el balance. Y en el "debe", serán los años ó serán los kilos, pero cada vez tengo menos lista. Tal vez, lo que me debo a mí misma...y por ahí va la cosa, y así va. Por lo tanto, positivo.

Estoy con ganas de cambiar de año, pero contenta. Tal vez porque aún quedan días para hacer de este año que sea inolvidable, que ya lo es, pero de otra forma, y la esperanza es lo último que se pierde ("haz honor a tu nombre" me dijo el hijodeputaporsantaqueseasumadre de mi exdirector, cuando aún era mi director, y la vida hizo real su deseo). Tal vez porque son días de cantar, de ensayos, de orquestas y pentagramas, de villancicos, salmos y oratorios. Tal vez porque en el trabajo es más fácil manejar las situaciones complicadas. Tal vez por seguir sintiendo próxima a gente importante. Tal vez porque la tendencia es a ponerse guapos por fuera (hacerse las mechas, repasar la depi en el láser...) y la estética también es importante. Tal vez porque comprobamos, con ironía, como nos siguen molestando algunas rutinas desde que tenemos uso de razón. Tal vez porque nos besamos y abrazamos más. Tal vez porque la familia, que es la misma, es como diferente. Tal vez, no sé ya qué vez ni qué tal...pero os deseo un feliz adviento, que preparar da una alegría...

lunes, 1 de diciembre de 2008

lo que pasa, conviene

A veces, creo que ya acabé algo y descubro que ha quedado en la piel, entre los pliegues de la ropa ó enredado en las greñas del pelo. Y desde allí, el asunto intenta hacerse notar, como puede ó se le ocurre.
Puede ser, en ocasiones, un beso ligero, un roce de labios en la epidermis. O un mordisquito. O un soplido ó un latigazo. Me acaricia los mechones del cabello, ó me lo enreda, ó me estira los pelos de detrás de la oreja.
Y aunque no es compañía buscada (al menos conscientemente), no siempre estorba; incluso puede ser interesante sentir la presencia de aquello que ya creía que ni era ni estaba. Otras veces, se vuelve pegajoso y denso, y resulta tan irritante...como mi capacidad para volver donde ya estuve.

Me gustaría, esta vez, mirarlo a los ojos, a ver si me explica qué es lo quiere ó qué es lo que me trae. Claro que necesito un pacto previo con mis miedos, con casi todos éllos. Recuerdo que leí que los fantasmas desaparecen al dar la luz. Ya veremos.