Me pone la música de piano, desde siempre, y hace unos días me sorprendió en la radio del coche un ragtime mientras iba a trabajar, acompañada del nuevo sol. O del mismo sol que aparecía tras completar su vuelta al mundo (aunque dicen que es el planeta el que se mueve). Me pareció mejor compañía que las noticias que esperaba como habitualmente. Sabía que quedaban unas jornadas de rutina y pronto venía una necesaria pausa, tal vez unos meses. Inquieta, pero confiada, pensaba que la vida es un souffle.
Mezclar en la justa proporción los ingredientes, y saber esperar que el calor haga su trabajo. Es una tarea esmerada, que requiere ilusión y paciencia (mucho de lo primero y poco de lo segundo es mi dote). Los sentidos indican cuándo está listo. El olor, el color y aspecto, la tibieza y el apenas perceptible crujido al meter la cuchara (ó el dedo) preparan la explosión de sabor, recompensa a la fe en los milagros.
Y siento que un souffle sin acabar, ó comido a destiempo, ya no es lo mismo. La vida nos da souffles para saborear cuando la conjunción de los sentidos se produce, ni antes ni después. Y hay que preparar la mezcla, llevarla al horno y confíar, sin precipitaciones.
Os deseo un día souffle, a todos.
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12 comentarios:
Pozí, pozí, comer a destiempo, cuando en los ingredientes están los sentidos, estropea cualquier "plato" por bueno que sea. Buena receta Espe. ¿Me invitas?
Besos, besos, besos
Todo en su momento, cuando así lo sientes... sin forzar, sin prisas y con ganas de disfrutar, de paladear cada bocado.
Y entonces es cuando sucede: la explosión de sabor y sensación en un momento único que ya estás dispuesto a repetir...
Besos!!
Es verdad que la luz y el calorcito, hacen sentir de otra forma los olores, sabores y sin sabores...
La música pone un ingrediente en la vida que necesita oportunidad y atención.
Sólo así puede ser un delicioso alimento más que un foco de indigestión.
Sí, algo así como un soufflé en su punto.
Besos.
Y aunque haya recetas para hacerlos, en cualquier recetario o programa de televisión...
por mucho que se diga cómo hay que hacer el soufflé, no a todos les sale igual. Por tanto, de la vida, interprétese lo mismo.
El que inventó el ragtime tenía prisa. Su ímpetu le llevaba a querer llegar al cielo el primero. Compases a tromplicones y acordes superpuestos; notas que se caen cuando las siguientes se levantan. Todo para hacernos figuar que la vida nunca acaba lentamente. Un camino bello e intrincado a la vez.
Me encanta el ragtime... y otras músicas del Mississipi o no.
Un abrazo
Chuff!!
Un gusto pasar por tu espacio y leerte.
Prometo volver.
Te abrazo
MentesSueltas
Hay que preparar la mezcla, llevarla al horno, y confíar, sin precipitaciones.
Confíar, preparar la mezcla, todo a su tiempo. Precioso devenir de los sentidos y su disfruta. Cómo me gusta esta manera de vivir y sentir la vida.
Un beso enormeee
Te seguimos esperando por aquí. Besos!
¿Dónde te metes?
Besos.
Hola, hola, hola, escuchando a Lluís Llach a éstas horas, y pensando: Esperanza ya es hora de que nos hagas un regalo, ya tienes fuerzas, deleitanos con tus escritos.
Un abrazo
La que tu ya sabes
:):):)
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