lunes, 29 de junio de 2009

alma de contralto

Entre dos líneas de los pentagramas de las cantatas para alto de Bach, escondida detrás de una corchea, leo una dedicatoria escrita en el CD : "Según una tradición teológica alemana, el recurso a la voz de alto simboliza la expresión misma del espíritu santo (Th. Seedorf)". Y me acuerdo de lo que me dijo, hace unos años, Tinet, mi preferido entre directores, cuando probó las tesituras de la gente del coro, y ante mi temor de ser transplantada a la cuerda de sopranos, me miró a los ojos y me dijo, sonriendo : "Puedes cantar con éllas, pero no voy a pasarte porque tienes alma de contralto" . Poco después, en un taller de técnica vocal, me invitaba el profesor a dejar la ténica y cantar con el alma porque "eres voz de jazz y tango".
Y se ve que vivo como canto, sin mucha técnica, y llevo, claro, una vida coral, que no valgo para solista. Y así transcurro y discurso en una tesitura grave, con melodías difíciles de afinar, imprevisibles fuera del conjunto, pero aportando las notas precisas para completar los acordes, porque los compositores, cuando se ven faltos de ajuste, ponen la nota a las contraltos, sin miramiento, y hay que darla bien porque sin élla, no hay conjunto. Otras veces, es el tiempo. Cantar a contratiempo, para dar importancia a las otras voces, ó para contrastar otras melodías, ó callar cuando suena la voz, y cantar en las notas largas de otros, sin destacar. Y así, si sólo me fijo en mi pentagrama, nada tiene demasiado sentido. Pero abriendo bien los ojos, veo todo el sistema y entiendo y siento que la armonía depende de mi afinación.
Así que, en ocasiones, me abandono al canto libre, ó invento segundas voces donde no las hubo antes, ó improviso un ritmo desde las entrañas para acompañarme a mí misma. Es mi venganza, dar juego a la creatividad. Sentir la libertad de cantar sin acompañar, ni ser acompañada.
Y estoy contenta de ser alma de contralto, aunque no me veo de paloma.