viernes, 14 de mayo de 2010

tango

Me dice un amigo que tengo el cuerpo para tangos...y será cierto. Posiblemente ahora llevo un color arrabalero y ando con la voz quebrada. Nada pasa por casualidad. Escuchando a Fito y compañía, me toca, aunque no me hunde, aquéllo de "no voy a pedir perdón si algo no me sale bien...". Creo que para una temporada la propuesta vital de no pedir perdón me va a resultar en un ánimo más liviano. Y con su mirada cómplice comprendo que me lo voy a permitir. Al fin y al cabo, me gusta el tango, y tiene su punto interesante, de sensualidad y arrebato. Y ahí, me lo voy a disfrutar, claro que sí. Arriesgaré. No es lo mismo "no quiero" que "no me atrevo". Y si hay conflicto es que hay contacto.
Creciendo, creciendo...he perdido la base de sustentación, y me siento insegura. Igual es buen momento para no pensar en alargar mi vida, sino en ensancharla. Y que la primavera haga el resto. Sabe tánto la Madre Naturaleza...

2 comentarios:

ybris dijo...

Si supiese bailar me gustaría bailar tangos. Pero como no sé, me conformo con disfrutar escuchándolos.
Hay que arriesgarse si queremos ensanchar nuestra vida. Lo de alargarla, claro, no está en nuestras manos.
Ánimo. Deja el color arrabalero y la voz quebrada como una pose y piérdete en el ritmo de la música.

Besos.

(Me llegó tu mensaje en la botella desde la entrada anterior. No escribo más que en comentarios porque ando ahora más en situación de escucha. Te agradezco tus amables palabras. Ya sabes que te leo siempre desde que llegué a ti desde Ferfo -tan callado ahora.)

Blog de alma dijo...

A veces es más importante perdonarse una...y a bailar , lo que sea...total no hay seguridades,hasta las bases más sólidas acaban bailando