martes, 26 de abril de 2011

MOTION SENSE

          En estos días ociosos, con guardias intermitentes, chubascos y rachas de viento, preludio de un próximo puente, descubro gracias a un anuncio (fuente de sabiduría...) que Ausonia ha investigado un sistema llamado "motion sense" que "...cuanto más te mueves, más funciona". Y me pongo una, varias, pulseras de cascabeles para oírme sonar. Estoy perezosa, hace ya un tiempo, y el tintineo que acompaña mis movimientos me llama la atención. Ciertamente es estimulante y cansino a la vez. 
     Alguien me dice que la rutina apacigua la inquietud, y yo, inquieta como una bacteria con flagelos, me inquieto más aún con la rutina; será un círculo vicioso, ¿no?. Más rutina, más inquietud, más buscar rutina, más encontrar inquietud. Si es cierto, como cada vez creo con más firmeza, que venimos de las bacterias, yo soy hija de espiroquetas. Y allá voy por el tobogán helicoidal, divertida, horrorizada, según la luna, según las isobaras, hasta darme cuenta que en ese movimiento continuo, es donde mejor estoy. Estoy encontrando mi sitio en el mundo.
     Y cierro los ojos, para guardar ese instante de felicidad conmigo y para mí. Y para vosotros.

martes, 19 de abril de 2011

bumerán

  "Más de un bumerán no regresa. Elige la libertad" (Stanislaw Jerzy Lec)

  Encuentro este aforismo cuando tengo una escapada en ciernes, a Venecia; dicen que es una ciudad de mucho fluír, y la dinámica de los fluídos siempre es interesante. Retomo mi fantasía de ir un día al aeropuerto, con unas bragas limpias en el bolso como todo equipaje, y coger el primer vuelo que me parezca interesante.


   Puede que algún día escape al efecto bumerán, al volver al sitio de donde salí, con la misma energía con que lo quise dejar. Se me tuercen los planes de no hacer planes. Y me dejo caer, planeando...

jueves, 14 de abril de 2011

ensayo general

      Supe hace tiempo, muchos meses, que llegaría ese "Requiem" de Mozart (canto de descanso). Cuestión de dejarlo llegar. Y fue a su tiempo. Y el concierto estuvo bien.
Mejor aún, el ensayo general; el barullo de los músicos, la afinación de los instrumentos, los gestos del director... Siento que la vida no nos permite ese lujo. Volver al pasaje que pudo ser de otra forma, reinterpretar la partitura, acompañar voz y orquesta, y aún con todas las correcciones posibles, cada concierto es un AQUI Y un AHORA. Mientras escribo me estoy barruntando que no, que sí, que la vida es un perpetuo ensayo general.