viernes, 3 de abril de 2009

la edad de las palabras

He tenido una visión, ó una evocación, ó una revelación. Dicen que las palabras se las lleva el viento, pero yo creo que no. Tienen vida. Acabo de ver un balbuceo en pañales, sorprendido de escucharse y probando con distintos fonemas que verbalicen lo que quiere expresar. Supongo que habrá palabras que aún no han medido su responsabilidad, impulsivas como los adolescentes. Palabras de madurez y palabras cansadas. También incoherentes, como algunos ancianos al final de su vida. Y palabras que murieron sin liberarse de la necesidad que las hizo nacer, y vagan como zombies, esperándonos en las esquinas, putrefactas, para asustarnos al cogernos desprevenidos. Discursos terminales, cercanos a la muerte, en los que hay que volcar cariño y cuidados que los acompañen dignamente hasta su fin.

Conocí palabras salvajes como vikingos, palabras de la Ilustración, palabras inmortales escritas en piedra como jeroglíficos, palabras sobre las paredes de las cuevas como dibujos de la prehistoria que narran lo cotidiano, palabras de la globalización, palabras oscuras como las edades bárbaras.

Y en todas éllas descubro el ciclo de los seres vivos. Nacen, crecen, se reproducen y mueren; así, las palabras que no se dicen, antes de desaparecer definitivamente, dejan un rastro de otras palabras que se dirán cuando tengan edad.

P.D. Me gusta hablar y me gusta escuchar, y que me hablen y me escuchen. Típico-tópico para el saber popular ("claro, las mujeres..."), inconsistente de nacimiento porque una patita de menos en el cariotipo no creo que me privara del gusto.

8 comentarios:

El Príncipe. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El Príncipe. dijo...

Creo que has vivido un momento inolvidable con ese balbuceo en pañales.
Las palabras son un 50% del que las pronuncia, y un 50% del quien las escucha.
Saludos con geranios.

ybris dijo...

Certera visión.
Las palabras se aprenden pero nunca llega uno a dominarlas por cuanto tienen de vida propia.
Eso hace que tantas veces nos encontremos con ellas y resulten ser mucho más de aquello que sabíamos.

Besos.

Alfons dijo...

En la misma forma en que la observación influye y da vida al objeto observado en la esfera de mi consciencia, las palabras se personifican en la forma tan bella en la que describes.

También hay palabras que tienen una influencia enorme sobre la humanidad en su conjunto y especialmente sobre las personas que abren su mente a esas palabras, como los mantras, o simplemente Obama, BinLaden, etc. Lo cual demuestra que en realidad las palabras pueden tener mucha más entidad que el objeto al que representan.

No hay objeto representado, sino la palabra y su concepto, porque gracias a esta representación, hay conciencia y la forma de esta conciencia es la información que transmitimos para generar nuevos conceptos y palabras. Genial.

libertad dijo...

Qué bonito. Qué verdad. Me has dejado sin palabras, aunque las que estoy escribiendo aquí, signifiquen más de lo que yo misma estoy escribiendo.
Un beso grande

cristal00k dijo...

Siempre apasionantes las palabras. Hasta las más vanas, tienen poder, y no poco!
Quizás, con la capacidad de la ironía, lo que más nos distingue de otras especies...
¿Sabes? hace ya un tiempo que quiero hacer un post sobre este mismo tema. Pero no encuentro las palabras... ¡Ya ves! las tenías todas tú.
Besos Esperanza.

UMA dijo...

A mi me encanta el uso que hacès de la palabra para escribir acerca del valor que tienen ellas:)
Caminè lentamente por tu texto como por un sendero apacible en el bosque.
Muy bello, Esperanza, hoy te lo agradezco.
Un gran abrazo

Fermín Gámez dijo...

Es un texto extraordinario el que has escrito, Esperanza. Verdaderamente las palabras tienen su vida propia, hasta incluso su silencio, sus secretos. Nos acompañan con lo que somos, y yo diría que nosotros también las acompañamos a ellas con lo mejor de nosotros mismos.

Besos y, que no se me olvide decírtelo: me ha encantado tu último comentario en mi blog. Es un comentario de los que yo llamo de gran categoría.