domingo, 12 de octubre de 2008

platano

Decía uno de mis hijos el otro día que no quería que le prepararan la comida en el cole cuando salen de excursión. "Es que ponen plátano de postre y todo sabe a plátano".

¡Pero qué listos son!. Hoy estoy con la idea metida entre las cejas; y con el sentir de que, a veces, la vida sabe a plátano. Un acontecimiento entre muchos...puede oler de forma que enmascara el sabor del resto de la vida. Y al comenzar a comerme el día, en ocasiones, me encuentro algo entre la pituitaria y el paladar, que me no permite disfrutar de mis sentidos ni de mis emociones.

Yo tampoco quiero comer lo que me preparan en el cole.

2 comentarios:

coco dijo...

Qué post tan genial. ¡Yo odio el que la vida sepa a natillas!

libertad dijo...

Sí, es verdad! Qué bueno el post (y el comentario de Coco también)